Los procedimientos de rejuvenecimiento facial han experimentado un auge en popularidad en los últimos años, con los rellenos faciales como una de las opciones más solicitadas. Estos tratamientos ofrecen resultados inmediatos y sin cirugía, lo que los convierte en una elección atractiva para muchas personas que buscan mejorar su apariencia. Sin embargo, a medida que crece el interés en los rellenos faciales, también surge una preocupación legítima sobre su seguridad. En este artículo, exploraremos la conexión entre los rellenos faciales/neuromodeladores y el cáncer, arrojando luz sobre lo que sabemos hasta ahora.
¿Qué son los rellenos faciales y cómo funcionan?
Los rellenos faciales son sustancias inyectables utilizadas para suavizar arrugas, líneas finas y aumentar el volumen en áreas específicas del rostro. Los ingredientes más comunes en los rellenos faciales incluyen ácido hialurónico, colágeno y diversas toxinas. Estos rellenos ayudan a restaurar la plenitud y la firmeza de la piel, dando como resultado una apariencia más juvenil.
La seguridad de los rellenos faciales
En general, los rellenos faciales son considerados seguros cuando son administrados por profesionales médicos con experiencia en entornos adecuados y utilizando productos de calidad. Sin embargo, como con cualquier procedimiento médico, existen riesgos y efectos secundarios potenciales. Estos pueden incluir hinchazón, enrojecimiento, moretones, sensibilidad, y en casos raros, infecciones o reacciones alérgicas.
Hasta la fecha, no hay evidencias que sugieran un vínculo directo entre los rellenos faciales y el cáncer. Sin embargo, es esencial que las personas que consideran someterse a estos procedimientos se informen adecuadamente, consulten con profesionales médicos cualificados y sigan las pautas de seguridad recomendadas, como el uso de protector solar y la protección contra la exposición excesiva a los rayos UV.
¿Puedo usar rellenos faciales durante un tratamiento para el cáncer?
En general depende de cada situación, pero siempre se recomienda que durante ciclos de quimioterapia y radioterapia activo no utilicen sustancias inyectables, ya que el cuerpo se encuentra en un estado inflamatorio.
En fases estables de la enfermedad, todo dependerá de la salud general del paciente y bajo la autorización de su oncólogo o médico principal.
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